En el concepto clásico de Estado liberal la sociedad se consideraba como un sistema autorregulado capaz de producir el mejor de los ordenes posibles co tal de que el Estado, de un lado, no se interfiriera en su funcionamiento y, de otro, le garantizara la mínimas condiciones ambientales resumidas en las síntesis de libertad y seguridad que habrían de conseguirse a través de la proclamación de los derechos individuales, el principio de legalidad y la división de poderes. El modo de relación del Estado con la sociedad era fundamentalmente la legislación, mientras que, por su parte, la sociedad ascendía al Estado por medio del sufragio.
De manera implícita hemos venido refiriéndose a un concepto de sistema educativo vinculado a al acción del Estado, tal como, lo define la socióloga británica M Archer, es decir, un conjunto de instituciones de amplitud nacional destinadas a la educación formal, cuyo control e inspección general es al menos en parte de la incubiedad del Estado. Aunque hemos venido haciendo alusión a la división entre Estado y sociedad que se formulo en le Derecho Constitucional del principios de silgo XIX, hemos visto como el nuevo Estado liberal mantuvo siempre, sin embargo ciertas artibutaciones en materia de ecuaciones, las cuales variaron según los países. En sus investigaciones sobre el origen de los sistemas educativos en Europa M Archer sitúa precisamente su punto de partida en el momento en que se produce la vinculación de la educación a la acción del Estado y en consecuencia, en el momento de la configuración de tales como sistemas estatales. Estos sistemas estatales, sin embargo, se crearon en muchos países aun bajo el Antiguo Régimen.
La declaración de la obligatoriedad escolar es una forma típica de intervención del Estado en materia educativa.
La educación Nacional persigue en principio un objeto distinto a saber, la formación del ciudadano para si mismo y la para la nación; se dirige a todas las clases de sociedades por igual.
Durante el periodo revolucionario esta perspectiva burguesa entrara en colisión con al pretensiones mas socializantes y radicales de los jaboninos, Condoret y Pelletier so al Expresión clara de esta divergencia. El Primero representa la línea liberal burguesa y el segundo la línea nacionalista igualitaria y estalizante con claras reminiscencias de una escuela única nacional y espartana.
La revolución tardo en concretar sus realizaciones educativas y solo los efectos demoledores sobre las instituciones del antiguo régimen que van dejando a Francia sin infraestructura escolar obligan a improvisar medidas parciales.
La asamblea Nacional contribuyente se limita, en un decreto de diciembre de 1788 a confiar a los departamentos la vigilancia de la educación publica y a la enseñanza política y días antes de disolverse a prometer la ley que se creara y organizara una institución común a todos los ciudadanos.
Dos hombres de primera fila del Club de los Treinta; Mirabeau y Talleyrand fueron los que plantearon ante la asamblea Nacional los proyectos de la burguesía revolucionaria sobre la educación.
En el periodo revolucionario el estado esta decidido a tomar las riendas de la Educación en la nación. Se tiene la voluntad eficaz de descender desde el terreno de las autoridades de la organización y control de los elementos de la instrucción. El camino es largo pero n este periodo se alumbra ideas y principios de organización y se realizan experiencias que va a seguir presentes en la vida de los sistemas educativos en los siglos XIX y XX.
La estatización de la enseñanza es un hilo conductor importante en la evolución del pensamiento educativo de la Revolución Francesa. Todos coinciden en que la excelencia para forjar la unidad de todos los ciudadanos en torno a los principios a primer momento los legisladores de la Revolución tiene como meta la formación del ciudadano. Por primera vez en la historia de la educación se considera como contenido educativo en el currículo escolar la enseñanza de los deberes cívicos y de la constitución y para ello proliferan los catecismos y el uso de los instrumentos eclesiásticos tradicionales.
Durante el siglo XVII los hombres se han vuelto hacia el futuro. La naturaleza es el campo sobre el que el hombre debe edificar su futuro racional, no son mas que ejemplos entre muchos de esta tendencia en al que la sociedad necesita renovar sus fuerzas para enfrentarse a una concepción del universo y de la sociedad menos teológica y por tanto mas entregada a las propias fuerzas, el hombre puede cambiar, puede perfeccionarse y la palanca es la educación
Los revolucionarios impregnados de estas ideas trataron de introducirlas en la practica educativa, Fracasaron en su empeño, pero tienen el merito de haber planteado y discutido ampliamente la mayor parte de las cuestiones que estarán presentes en la política educativa y en la pedagogía del silgo XIX.
El fracaso pudo deberse a la magnitud misma de los problemas y a la novedad de los mismos, Planteados en plena efervescencia revolucionaria, sin tiempo para limar la radicación de las distintas concepciones concurrentes era inevitable las continua serie de distintas concepciones concurrentes era inevitable las continua serie de bandazos según la hegemonía de la distintas facciones. El debate se produjo sobre todo entre los partidarios de una educación fundamentalmente para la burguesía, la fuerza principal que desencadeno la Revolución y los partidarios de una educación auténticamente popular, nacional y única como exigía el llevar a sus últimas consecuencias los planteamientos revolucionarios. Los planteamientos educativos estuvieron demasiado mezclados con los planteamientos políticos defendidos y fatalmente vinculados al destino de los mismos.
Si a esto se suma la situación de excepcionalidad que vivió el países aquellos diez años las continuas guerras exteriores, la falta de recursos, la falta de hombres nuevos preparados para llevar a cabo una obra tan compleja y la resistencia a la innovación tendremos datos suficientes para explicarnos el fracaso relativo de la política de la Revolución.
Alumno: Francisco de Borja Martínez Fernández.
Asignatura: Génesis de los sistemas Educativos.
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